Un encuentro con la cárcel y un valioso tiempo con Muhammad Ali en Zaire

El periodista deportivo Jerry Izenberg, quien ha cubierto la época dorada del boxeo pesado, rememora el histórico Rumble in the Jungle que tuvo lugar hace 50 años en Zaire. A sus 94 años, Izenberg destaca la importancia de este combate, donde Muhammad Ali era considerado un gran desvalido con una cuota de 10 a 1. La atmósfera exótica del lugar, con el sonido de tambores africanos bajo la luna, y la sorprendente victoria de Ali son momentos que perduran en su memoria.

Izenberg recuerda que, días antes de la pelea, visitó a Ali en Deer Lake junto a su colega Jerry Lisker, lo que añade un toque personal a su experiencia en este icónico evento.. En el gimnasio, Muhammad Ali se muestra enérgico, golpeando el saco de boxeo y gritando que noquea a sus oponentes. Aunque parece estar solo, sabe que hay espectadores. Sin embargo, hay un detalle que pocos conocen: Ali no ha podido golpear con fuerza debido a la artritis en ambas manos.

Gene Kilroy, director de su campamento, revela que un cirujano le recomendó a Ali que sumergiera sus manos en parafina varias veces al día para aliviar el dolor y mejorar su rendimiento en el ring. Esta estrategia se convierte en clave para su carrera en ese momento.. En una conversación sobre la pelea de Muhammad Ali, un amigo expresó dudas sobre sus posibilidades de ganar, pero yo decidí apostar por él, incluso pronosticando un nocaut.

A lo largo de nuestra amistad de casi 50 años, Ali siempre me inspiró confianza. En Zaire, el ambiente era tenso y opresivo, reflejando la situación del país bajo el régimen de Mobutu. Durante una visita al palacio, la pobreza y el sufrimiento de la población eran evidentes, con niños desnutridos en las calles.. Durante un viaje a Zaire, se vivieron momentos impactantes, como la aparición de Mobutu, rodeado de guardaespaldas, junto a un lujoso recinto para un leopardo, símbolo del país.

A pesar de la ostentación, la realidad era dura, con niños con vientres hinchados que reflejaban la pobreza del lugar. El ambiente estaba marcado por la censura. Un intérprete, que parecía más un agente de seguridad, se encargó de guiar al grupo, y al día siguiente, un censor eliminó el primer párrafo de un informe sin siquiera leerlo. La situación evidenciaba la tensión y el control en Zaire, contrastando con la imagen que se intentaba proyectar.

. En una anécdota, un diálogo entre dos personas se convierte en un juego verbal, donde uno menciona las polvorientas carreteras de Zaire y el otro responde con una advertencia sobre las interrupciones. A pesar de la tensión, se llega a un acuerdo de paz. El relato también menciona la relación entre el narrador y George Foreman, destacando que, a pesar de su amistad, el narrador opina que Foreman no sabía pelear cuando ganó su primer campeonato, a lo que Foreman asiente.

. En un análisis del enfrentamiento entre Muhammad Ali y George Foreman, se destaca la inexperiencia de Foreman, quien aprendió a pelear de un profesor de educación física. En su primera defensa en Japón, mostró su falta de madurez al patear a un oponente en la lona. Ali, en cambio, lo derrotó de manera contundente. El contexto del combate en Zaire fue crucial. Al llegar, Ali se dio cuenta del descontento de la multitud hacia los belgas, quienes habían oprimido al país.

En un momento impactante, Ali captó la atención del público y, al mencionar a Foreman y su conexión con los belgas, dejó claro el ambiente tenso que rodeaba el evento.. En la previa de la histórica pelea entre Muhammad Ali y George Foreman, el ambiente estaba cargado de emoción. Los seguidores de Ali coreaban Ali bom-aye, que significa Ali, mátalo, mientras él seguía a Foreman por la ciudad, intensificando la presión sobre el campeón.

El día antes del combate, el periodista Jerry Lisker tuvo que dictar su crónica por teléfono debido a los plazos ajustados, mientras que otros no contaban con esa opción. Durante la pelea, Ali recibió un golpe en el primer round que lo dejó aturdido, pero rápidamente se adaptó. A pesar de que Foreman intentaba golpearlo, sus esfuerzos eran en vano, ya que Ali se protegía bien. Con el tiempo, Foreman se cansó y no pudo cambiar su estrategia.

En un momento, Angelo Dundee le aconsejó a Ali que se alejara de las cuerdas, pero Ali, confiado en su plan, le respondió que se callara. La pelea prometía ser un espectáculo inolvidable.. En la séptima ronda, Muhammad Ali conecta un potente golpe de derecha a George Foreman, un momento que queda grabado en su memoria. Aunque no se le considera el mejor peso pesado de la historia, su inteligencia en el ring es inigualable.

En la siguiente ronda, Ali vuelve a golpear a Foreman, quien cae al suelo de manera descontrolada. La sorpresa es palpable, ya que muchos no esperaban que Ali ganara por nocaut. Este combate, aunque no fue el mejor de su carrera, se destaca por su importancia y el contexto en el que se llevó a cabo. A pesar de que los primeros rounds fueron poco emocionantes, el desenlace fue impactante. Sin duda, el enfrentamiento más memorable de Ali fue contra Joe Frazier en su tercer combate, pero la pelea en Zaire reveló la grandeza de Ali, especialmente en un momento en que la lluvia caía tras el combate.

. En un complejo militar, dos periodistas, Dave Anderson y un compañero, decidieron buscar a Muhammad Ali tras una breve interacción. Anderson mostró comprensión ante la inseguridad del periodista sobre su trabajo, y este insistió en que necesitaba hablar con Ali nuevamente. Convencidos de que lo encontrarían cerca del río, donde Ali había mencionado su conexión espiritual, se dirigieron allí. Al llegar, vieron a Ali de espaldas, gritando con pasión, ajeno a su presencia.

No estaba actuando, sino expresando sus sentimientos. De repente, levantó los brazos en un gesto icónico, como el de Rocky.. En un emotivo momento, un destacado boxeador se dirigió a su público con una frase que dejó huella: No pregunten lo que significó para mí esta noche. A pesar de la conexión que se tenía con él, sus sentimientos eran inefables. Con los brazos alzados y en completo silencio, se convirtió en el rey del mundo.

Este relato es parte de la obra de Jerry Izenberg, reconocido periodista del Newark Star-Ledger, quien ha plasmado la grandeza del boxeo en su libro There Were Giants: The Golden Age of Heavyweight Boxing, disponible en línea.